Por: José A. Lerma
Casa & Estilo Magazine, Octubre, 1997

 

La búsqueda de la libertad que le obligo a formar parte del éxodo masivo del Mariel, en 1980, le llevó a Luis Vega a tierras americanas. Y fue el exilio, precisamente, el que le inspiro para crear sus obras más recientes, en las que predomina esa añoranza por los paisajes de su Cuba natal, mezclados con un aura de intensa poesía.

El mismo pintor afirma que “en mis obras intento reflejar el paisaje ausente de manera simbólica  o sea, ubico idealmente la campiña cubana sobre blancas nubes como suspendido en el tiempo y la añoranza, divinizando de esta forma a la naturaleza como madre creadora o como manifestación de Dios. De ahí que el resultado plástico sea una especie de nueva realidad venida del mundo de los sueños y los anhelos que se concreta en un estilo surrealista”.

Estilo, todo hay que decirlo, ayudado por un dominio técnico realmente asombroso.

La precisión detallista de sus lienzos se manifiesta en el cuidado absoluto con que pinta la hoja mas diminuta de un gigantesco árbol o la hierba mas escondida de un campo. Pero, como bien dice José Martinez-Cañas, director de la galería Elite Fine Art, “Ser artista es mucho más que poder lograr técnicamente reproducir la realidad. Es infundirle alma, espíritu a un objeto. Al objeto cuadro el artista lo hace trascender. Por eso Luis Vega es un artista: su obra siempre trasciende”.