Por: Jesús Vega
Éxito Magazine, Vol. 7 N. 40 Octubre 1997

 

Con el tiempo fui dejando de realizar figuras
humanas para dedicarme finalmente al paisaje,
porque creo que este es la esencia de todo.
Para mi es una idealización de lo que significa la
belleza, y mucho mas, la afirmación de mi
condición de isleño, de cubano…”.

Cuando se habla de Luis Vega, hay que parafrasear una expresión secular que nos llega más allá de la memoria, y que bien pudiera decir: En el principio fue el paisaje

Pintar un paisaje no consiste, como muchos creen, en reproducir tácitamente la naturaleza y sus innumerables manifestaciones que son como avatares de la inmensidad y la eternidad. El paisaje se recrea, recorre y se inserta en la visión del pintor para luego tomar sus propios caminos a partir del nivel de creatividad y las propias cuerdas emotivas del artista. Cuando se habla de Luis Vega, hay que parafrasear una expresión secular que nos llega mas allá de la memoria, y que bien pudiera decir: En el principio fue el paisaje. Porque hablar de la pintura de este plástico cubano es referirse a una de las expresiones mas vivas, complejas y completas en una línea que me gustaría denominar neopaisajistica.

Un bosque donde conviven sin conflicto arboles de Norteamérica con ese símbolo de cubanía que es la palma real.

Pero para llegar a esta ruta actual, Vega ha recorrido un largo camino, que se inicia a edad muy temprana. “Mi primer encuentro con la creatividad” – afirma el pintor- “fue a la edad de siete años, cuando me subí al techo de la casa de mi abuela allí, acostado, disfrutando de un nuevo paisaje, me di cuenta de la eterna transformación de las nubes que me sugería un ejercito de animales, plantas y todo tipo de formas cambiantes. Eso fue para mi como un hechizo que aun hoy en día me causa la misma sensación. Por eso creo que tienen mucha razón aquellos que dicen: “para buscar inspiración, cualquier tipo de inspiración, ya sea espiritual, metafísica o artística, hay que mirar hacia arriba…'”.

Y es esa inspiración constante la nota predominante en la pintura de Vega. Paisaje de tiempo, alimentado secretamente por la imaginación, llegando por acumulaciones sucesivas de recuerdos que configuraron la semilla de lo que es hoy una obra que crece y se ramifica en innumerables temas y variaciones. Trato de revivir esos momentos inolvidables de infancia y juventud por medio de la pintura. Con el tiempo fui dejando de realizar figuras humanas para dedicarme finalmente al paisaje, porque creo que este es la esencia de todo.

Para mi es una idealización de lo que significa la belleza, y mucho mas, la afirmación de mi condición de isleño, de cubano…”. Sus paisajes están siempre poblados de tres elementos fundamentales que, en cada cuadro se desarrollan de acuerdo a las leyes internas y secretas.

Y esas leyes en la pintura de Vega esas leyes se evidencian en virtud de una intención manifiesta; lograr que los componentes naturales alcancen prioritariamente primeros planos.

“Muchos paisajistas dibujan sus paisajes en la distancia. En mi caso trato de destacar por medio de los primeros planos los componentes que para mi están diciendo lo mas esencial de mi mensaje. Ademas, establezco un nivel de conexiones entre colores y formas que me permiten comunicar un mayor detallismo y sentido de la realidad Muchos me dicen que soy hiper realista, pero para mi el hiper realismo es un medio, no un fin, porque esa representación detallista hiper realista me brinda la posibilidad de una realidad diferente”.

Primeramente esta el mar, que define en sus azules los fondos o los primeros planos, como elemento determinante con un alto efecto dramático. Luego esta la tierra y su tupida vegetación donde reconocemos la exuberancia del paisaje cubano, que se multiplica y cubre los espacios hasta perderse en la distancia Pero la manera de distribuirse este componente vital es en extremo curiosa, ya que, desafiando toda ley de horizontalidad o de “lógica” representación, en muchas ocasiones se desplaza y asciende hacia las alturas. Luis Vega explica este fenómeno: “El desplazamiento del paisaje representa la lejanía en la que estamos sumergidos. Una vez que dejamos a Cuba, esta pasa a un plano ideal que se transforma, evoluciona y amenaza con salirse de los limites establecidos por la existencia del soporte. Lo hago con toda intención, para expresar lo que se siente en esta condición de exiliado, cuando tiene que dejarse todo en busca de libertad, pero dejando detrás un mundo de recuerdos que jamas se podrán recuperar. Y esa proyección del paisaje implica entonces una intención surrealista que no niego, todo lo contrario. Porque esa surrealidad me permite lograr lo que me propongo, que es alcanzar el mayor nivel de evocación plástica. “Para la pintura soy como un obrero, con esa misma disciplina” – dice – “trabajo de 9 de la mañana a 11 de la noche, porque para mi no hay nada tan grande como pintar.

Y realmente hay que tener una vida de entrega y sacrificio para poder lograr ese tipo de pintura Pero esos sacrificios tienen también su premio.